Una puerta hacia nuestro mundo de posibilidades.
Todo en la vida está en movimiento: lo pequeño y lo grande, lo material y lo sutil. La quietud es solo una ilusión de la perspectiva. Cambiar es movimiento; es parte de la naturaleza misma, es ir en sintonía con la vida.
Cuando nos negamos a este flujo, nuestro Ser integral comienza a debilitarse. Creer que nada puede cambiar es construir la barrera que nos detiene, es estancarnos.
La vida es una aventura de movimiento, y andar en ella como Seres profundos en esta experiencia humana implica navegarnos interiormente.
Esta aventura de despertar nuestro interior y andar la vida cotidiana tiene sus desafíos, pero ellos son parte esencial de volver a nuestra plenitud y accionar desde nuestra consciencia. Nos invitan a movernos, a discernir, a soltar dependencias, a despedir ataduras y formas, a redescubrirnos, a recordar y hacer uso de nuestra fuerza interior de cocreación.
Desde esta mirada que abraza un principio de la existencia, como es el movimiento, es elemental recordar que en nuestro corazón se encuentra nuestra fuente sutil de vida, nuestro pulso profundo de inspiración, que actúa como brújula interior en el recorrido individual de nuestro despertar y nos guía con estados profundos de presencia como muestra de habitar y cordar desde otro modo la experiencia.
Ser conscientes de nuestra integridad y del cambio constante nos lleva a accionar en un rumbo, en una dirección; a hacer congruentes nuestra brújula y camino interior con nuestra búsqueda y camino exterior.
Abrirnos y observarnos en este movimiento constante en contacto con nuestra fuente es el primer paso de cordura, un acto de amor hacia nosotros mismos, donde nace el verdadero poder de transformarnos para darle rumbo y dirección a nuestra vida, en coherencia con lo que inspira nuestro sentir.
Abrazar el cambio es abrirnos a las posibilidades; es contemplar que siempre estamos en movimiento, decidiendo hacia dónde ir y desde dónde ir.
Cuando aceptamos este flujo, la vida se abre: es una puerta que nos brinda la aventura de trazar el camino que nos pertenece para transformarlo paso a paso, día a día.